viernes, 5 de diciembre de 2008

Los padres

En mi hora del día de hoy quiero hablar sobre los padres. Y es que muy aparte de toda la responsabilidad genética que tienen sobre sus hijos, son estos dos seres conocidos como madre y padre quienes lo quieras o no marcaran tu vida para siempre.
Solo piensa en esto un segundo y te darás cuenta que solo hay dos posibilidades te volviste una versión casi idéntica de tus padres, en el mejor de los casos con algunas cosas mejoradas, o eres todo aquello de lo que ellos se quejaban a diario, eres lo opuesto. Un ente que contradice en cada uno de sus pasos todo aquello que tus padres trataron de INCULCARLE.

Señores esto no lo invento, me pasa a mí y a los que me rodean. Les daré un ejemplo. Mi padre es un gran hombre, de metro sesenta y pico, capaz de arreglar todo lo que se descomponga con solo un poco de cinta adhesiva, sus manos y su linterna de pilas inagotables. Si mi viejo es ese hombre serio, concentrado en su trabajo y que uno de niño respeta y hasta teme, algo así como el papá de Kevin Arnold. Yo sería como Kevin un pata que se cuestiona todo que en contraposición no solo me cuesta entender el funcionamiento de dispositivos tan sencillos como un par de pasadores, y es que parece que esa destreza manual es un don que se salta una generación, algo así como la diabetes. Sino que parece sufrir de traumas y de stress que para el simplemente no existen.





“¿Deprimido? Qué es eso, lo que pasa es que este muchacho es un ocioso. Levántate pareces una mujer embarazada”. Con este tipo de frases motivadoras mi padre hizo de mí un hombre que ama los deportes de aventura y que vive la vida a mil por hora. Bueno en realidad no, pero supongo que sin estas frases sería peor.

Mi madre por otro lado, la clásica mamá gallina, no hace más que apoyarme a cada paso, sin presionarme y siendo siempre objetiva. “Hijito que guapo que estas, sabias que han abierto un gimnasio aquí cerca, si decides meterte sería una gran decisión…..lo digo por tu salud”. Gracias a estas frases no solo soy una persona con el autoestima altísimo y seguro de mi mismo, sino que soy una persona generosa que siempre, cerca al verano, hace donación a gimnasios sin el menor interés de usar sus instalaciones.
Sin duda las madres merecen una hora de sesión aparte, pero ya antes de que acabe mi turno quiero que piensen la próxima vez que vean a un chofer de combi que sea un salvaje o a un pituco impertinente antes de renegar piensen como han sido los viejos de estos personajes y se rían imaginando todo lo que les toco pasar.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El espectador

¿Nunca te has sentido espectador de tu vida? Esa es la rara sensación que he tenido durante estos últimos meses. Dicen que cuando uno muere ve pasar en pocos segundos toda su vida y que esto momento se hace eterno. Cuando yo escuche esto me preocupe, inmediatamente me tome los signos vitales y puede comprobar que aunque sufro de la presión aun tengo pulso. Esto me tranquilizo porque creí haberlo perdido todo a los quince años.


En estos meses he dejado que las cosas se pasen entre mis dedos y no me preocupe por exprimirlas, curiosamente este aparente desgano me ha permitido analizar mi mundo, lo que he creado alrededor. He sido un espectador privilegiado de momentos tan profundos como un shot, he visto la sonrisa inacabable de la música, he limpiado mis ojos y he sentido el suspenso de la espera de una respuesta. Sé que no siempre podre tener esta actitud, pero creo que es algo que todos deberíamos hacer cada cierto tiempo. Es solo una cuestión de actitud dice el gran Fito, atreverse a desplazarse en el tiempo. Y es un alivio poder esbozar una sonrisa luego de tantas bajas y algunas muy buenas altas en mi caótico viaje.

Hablando de la actitud de espectador, inicio de toda esta sesión. Déjenme contarles el porqué, que inicio todo esto. La improvisación teatral, la nueva pasión de mi vida, ha trasladado su filosofía a mí. Con esto no me refiero que ando mis días improvisando mis pasos, y en todo caso este es un hábito anterior por el cual no debo culpar a mi querida impro. La filosofía a la que me refiero es la de la ESCUCHA y la del juego. Sé que suena fácil y hasta tonto, pero cuando fue la última vez que te tomaste un momento para escuchar a alguien que tal vez ni conocías y te concentraste en su tono de voz, cuando miraste fijamente a alguien a los ojos y trataste de comprobar si son como ventanas. Cuando fue la última vez que te pusiste a jugar como un niño acompañado solo por tu imaginación.

Permitámonos ver nuestra vida y que no nos la cuente un tercero, musicalicemos nuestros momentos, solo luego de vernos y escuchar nuestro mundo seguiremos escribiendo nuestras historias. Creo que el final de toda historia es importante, pero solo tiene sentido porque es el fin de un proceso. Que no nos pase que volteemos y no sabemos en donde estamos. Nunca estés rodeado de gente y te sientas solo, solo tienes que prestar atención y espectar lo que pasa.

¿Que fue lo ultimo que te sentaste a ver?